Siento rabia e invasión. Ganas de gritar. Me siento totalmente invadida en mi intimidad, en mi cuerpo. ¿Quién es este hombre para opinar sobre mi cuerpo, en la recepción de su restaurante!? No le conozco de nada! Yo he ido a comer y pasar un buen rato ¿y él ha querido hacerse el gracioso? A mí, no me ha hecho ninguna gracia.
Quizás piensas que mi reacción es exagerada, pero yo siento que NO debo aceptar, como mujer, un comentario gratuito sobre mi cuerpo. ¿He entrado yo en su restaurante y le he dicho algo respecto a su físico? No lo haría jamás ni aún conociéndole. Para mí es un tema muy personal y merece mucho respeto y tacto. Sea mujer, hombre, como ser humano, me merece todo el respeto del mundo!
Pero no es así para todos.
Sentados en la mesa, y yo muda, mi pareja, que percibe perfectamente lo que ha pasado, me dice ¿Quieres que nos vayamos? Sí, respondo. Necesito salir de allí, darme un tiempo, respirar profundo, atender eso que se ha abierto… siento cierta ansiedad y tanta incomodidad. Es mi cuerpo.. Sigue aquí la historia
|