¿Cuando empieza nuestra relación con ella?
Seguramente, al preguntártelo piensas en tu propia belleza, tu cuerpo, tus rasgos físicos… pero ¿fue ese nuestro primer contacto con ella?
Por ejemplo, en mi caso, antes de mi recuerdo mirándome en el espejo tratando de averiguar si mi cuerpo era bonito o no, tengo el recuerdo de las casitas blancas de Menorca, el mantel de casa de mi abuela o cómo de guapa estaba mi madre con un mono lila en verano.
Todo va formando de a poco nuestro mundo visual y va alimentando nuestros tejidos y “nuestra mirada”, aún no siendo conscientes muchas veces de ello. Y llega un día que entiendes que la Belleza es algo mucho más grande que la de una misma o la de al lado, y que nos nutre el alma.
¿Recuerdas un momento en tu vida, en el que la belleza te capturó?
El mío fue en las clases de Historia del Arte en el instituto. Yo quería estar en primera fila, verlo todo, absorberlo todo… hasta dedicarme a ello, pero no pudo ser.. mis padres no lo veían suficiente.
Hoy pienso que todo fue perfecto, pues al final, encontramos nuestra manera, la belleza se impone y se muestra de forma tan poderosa en nuestra vida… Cada día nos visita y nos da una nueva oportunidad y si nos la pasamos, hay otra esperando. Nuestro problema es que nos desconectamos de ella, y eso no nos ayuda ni como sociedad ni como individuos. Porque, como el amor, es una de las cosas que nos hace la vida más amable.
Con FDZ quiero ayudar a la mujer en este contexto, pues es mi obra al mundo, y porque detrás está Sandra que vibra con la Belleza de forma auténtica y cercana, y que sanó y volvió a enamorase de la vida y de su cuerpo a través de ella.
La belleza me enseñó nuevos lenguajes, me trajo infinidad de mujeres hermosas y me enseñó a quererme y querer mejor.
Y por ello —fuera de Instagram, que valora lo efímero y superficial y honestamente estoy cansada de ello— he creado algo en lo que creo profundamente para nutrirnos e inspirarnos juntas: La Comunidad de FDZ.
Un grupo de WhatsApp donde el hilo conductor es la Belleza, en grande.
Me pongo al servicio, llena y feliz por ello.
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