Feliz Domingo, bellas!
El otro día le decía a Ana que con un rayo de sol todo se sentía mejor y es que tenemos muchas ganas de que llegue el buen tiempo y estrenar otros tejidos y colores que nos inviten a encuerpar nuestra feminidad. No sé si te pasa, pero yo con los tejidos de Verano renazco. Por las sensaciones.
En breve os presentaré la nueva colección y no puedo estar más contenta. Estoy orgullosa de ella, y de los cambios realizados. He tomado decisiones difíciles, en dirección contraria a la moda que está por todas partes —pero vosotras me lo dijisteis claro en la encuesta que realicé a final de año, y yo lo siento igual. Queréis sentiros “vosotras”, cómodas y bellas, queréis telas únicas y de calidad y queréis piezas que sobretodo os hagan sentir y conectar. Piezas hechas con amor, valor y respeto. Y a mí, me encanta que estos sean vuestros deseos.
Esto que parece obvio y debería ser un “must” para todo creador no es la realidad. Os resulta difícil de encontrar y sobretodo os resulta difícil encajar en el entorno actual. Y es que pasados los 40 ni el cuerpo, ni el alma, ni la consciencia ni las circunstancias son las mismas. Lo sé bien, pues recién cumplidos los 50, lo he vivido y vivo. Yo si salgo de compras me cuesta mucho mucho encontrar algo para mí y mi cuerpo actual.
Lo que en un momento fue fácil ahora no lo es (para muchas mujeres jamás ha sido fácil) y hoy lo entiendo muy bien gracias a mis conocimientos actuales de patronaje y tejidos. No somos nosotras, es lo que nos ofrecen. Y sobretodo por qué nos lo ofrecen. Qué beneficio oculto hay detrás. ¿Ellos a nuestro servicio o nosotras al servicio de ellos?
Hoy sé que como mujer madura (y cero connotación negativa, al contrario) mi cuerpo jamás encajará en una tela de mala calidad o un mal patrón. Para nosotras ahora, sentir que la tela nos acoge, nos abraza, nos cuida, nos acepta sin apretarnos las entrañas y piel es una prioridad y eso sólo va a ocurrir si quien hace la prenda valora y busca ofrecer esto. Es más fácil optar por mayor beneficio, es más fácil en definitiva hacerlo mal.
Pero ¿y entonces cómo encontrarnos bien en piezas justo en la época en la que estamos aprendiendo a encontrarnos en nuestra nueva piel, formas, arrugas, edad, flacidez?
Tenía 45 años cuando creé a FDZ y en ese momento mi motor era hacer prendas bonitas para poder parar nuestro hacer constante, para aprender a “estar” y “recibir” pero hoy, quizás por lo que transito yo, quizás por lo que me decís, quizás por todo, HOY para mí es una prioridad que FDZ acoja a esa mujer que está aprendiendo a conocerse en su nueva versión, edad, alma, evolución.
No somos las mismas ¿Y qué gran regalo no? Pues la pieza que me vista tiene que poder acoger esto.